Cine

Macaulay Culkin vuelve a interpretar su personaje Mi Pobre Angelito» a los 45 años

¿Se te erizó la piel? A nosotros también. Macaulay Culkin volvió a ponerse en la piel de Kevin McCallister, el niño travieso de mi pobre angelito, y lo hizo a sus 45 años en una campaña publicitaria que apela directo a la nostalgia. La acción, titulada “Mi pobre angelito, en casa, pero no sólo” (en inglés Home, But Not Alone), revive el universo del clásico navideño justo cuando se cumple su 35 aniversario. Esta vez, Kevin —ya adulto— se reencuentra con la nieta del “viejo Marley” para proteger a su mamá, conectando el pasado con una preocupación muy actual: el cuidado de los mayores.

La idea viene de Home Instead, compañía que por décadas ha acompañado a familias que quieren que sus abuelos y padres sigan en su casa, rodeados de recuerdos y rutinas. Y aquí está el gancho: usar el ingenio de Kevin —el rey de las trampas caseras— para hablar de seguridad, compañía y redes de apoyo. El resultado es un guiño entrañable para quienes crecieron con la película y un puente perfecto para hablarle a nuevas audiencias que consumen contenido rápido, directo y emotivo.

Desde la primera escena, la pieza juega con códigos que todos reconocemos: la casa, el suspenso suave, la complicidad con la cámara. Pero ahora el foco no es solo reírse con las ocurrencias del chico de Chicago; es recordar que, más allá del chiste, hay algo esencial: nadie debería envejecer sintiéndose “solo en casa”. El relato cruza entretenimiento y conversación social con una fluidez poco común en la publicidad nostálgica.

¿Funciona? Totalmente. Primero, por el peso icónico de Macaulay Culkin y de Mi pobre angelito en la cultura pop latino. Segundo, porque el mensaje aterriza en una agenda que ya se conversa en familias y redes: ¿quién cuida a mamá o a la abuela cuando el resto trabaja? ¿Cómo se organiza la ayuda sin romper la vida cotidiana de todos? La campaña publicitaria no da lecciones, pero sí dispara preguntas y ofrece un tono cálido que invita a hablar del tema sin culpas ni sermones.

Además, el reencuentro con la nieta del “viejo Marley” expande el mito: los lazos que salvan no solo son de sangre; también son de barrio, de memoria y de historias compartidas. En su versión adulta, Kevin McCallister no es el genio de las trampas, sino el adulto que aprendió que la mejor defensa es la compañía. Y ese giro, sencillo pero potente, es lo que convierte a esta acción en noticia de farándula con corazón social.

En tiempos de reboots y remakes con piloto automático, esta jugada recupera lo mejor del recuerdo sin traicionar su espíritu. Si el cine nos enseñó a “cuidarnos solos”, esta campaña nos recuerda algo más realista: la independencia también se construye en comunidad.

¿te parece un homenaje necesario que usa la nostalgia para abrir la conversación sobre el cuidado de los mayores, o es otra movida comercial que exprime mi pobre angelito y a Macaulay Culkin más de la cuenta?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba